La comunidad orante, una gracia de Pentecostés

La asamblea de oración reza en el nombre de Jesucristo vivo, presente y actuando en su Iglesia: "Donde dos o tres se reunen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos " (Mt 18: 19-20).  

La fe en Cristo resucitado, Señor y Salvador, es esencial. Aquellos que aún no lo tienen pueden confiar en la oración de la asamblea. Cada uno está llamado a hacer la experiencia misteriosa del derramamiento del Espíritu, de sus dones y carismas, y descubrir en Jesús el amor del Padre.



La escucha de la Palabra de Dios

La Palabra de Dios tiene un lugar importante. Durante la oración, se lee un texto de la Palabra de Dios: "La Palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza" (Col 3,16).
Se recibe como una palabra viva y actual a través de la cual Dios habla al corazón de todos, para exhortar, construir, consolar, sanar, enviar. Esta proclamación de la Palabra requiere una escucha atenta para mantenerla, compartirla, transmitirla, ponerla en práctica.


Predicación

La predicación, que es exhortación y enseñanza, nos recuerda que Jesús actúa hoy como ayer y que su palabra debe cumplirse en nuestras vidas. Es un llamado a la conversión para hacer posible la acción del Espíritu Santo en los corazones de aquellos que escuchan. Es un camino de curación del cuerpo, el alma y el espíritu.

Estos diferentes aspectos: enseñanza, predicación, exhortación también se encuentran en el discurso de Pedro en Pentecostés (Hch. 2, 22-38): " Al mismo Jesús, a quien vosotros crucificásteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías. Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo."



 Oración por los enfermos

En este momento, confiando en las palabras del Señor Jesús: "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá" (Mt. 7, 7), el sacerdote hace una oración por nuestros hermanos enfermos de todas partes del mundo, para que sean sanados en el cuerpo y en el espíritu.  

Para sanarnos, Dios nos invita a dialogar con El, a confiar en El, a dejarnos guiar y amar por El.

 

Bendición final

El sacerdote bendice a la asamblea reunida en nombre de Jesús. 

 
 

En comunión con nuestros hermanos de la Parroquia de Saint Nicolas des Champs, rezamos por todos los enfermos.