MADRE TERESA DE JESÚS ROMERO (1861 - 1910)

Jacinta Mª Teresa de Jesús Romero Balmaseda nació el 9 de octubre de 1861 en Cabeza del Buey (Badajoz), en el seno de una familia noble y profundamente cristiana. Sus padres fueron D. Francisco de Paula Romero y Palomeque, hijo de los Condes de Monteagudo y Dñª. María de los Ángeles Balmaseda y Gómez Bravo. La niña, gemela con otra que murió al nacer, fue bautizada el día 12 de octubre de 1861, recibiendo el nombre de Jacinta por su abuela materna y madrina Doña Jacinta Gómez Bravo que tanto influiría en su niñez. Creció en un ambiente familiar lleno de amor. Era de carácter vivo y travieso, con un corazón grande inclinado a socorrer las necesidades de los más pobres. A los seis años de edad después de una larga enfermedad muere su madre, quedándose bajo el cuidado de su padre y hermanos. Al morir su madre, la niña toma por Madre a la Virgen Santísima y le ofrece ser religiosa como era el deseo de su madre. A los 9 años de edad realizó la Primera Comunión renovando su deseo de ser toda de Dios.

Es enviada al colegio de las religiosas francesas de la Sagrada Familia en Madrid, donde recibe una esmerada educación, destacando por su buena conducta y buenas virtudes. A los 9 años de edad, el 20 de febrero de 1876, fue confirmada por el Excmo. Sr. D. Pedro Carrascosa, Obispo de Ávila en la capilla del colegio. En enero de 1877 su padre cae enfermo y manda llamar junto a sí a su hija Jacinta y a su hijo Paco, que se encontraba en el Seminario. Desde entonces, dejaría el colegio dedicándose al cuidado de su padre hasta su posterior entrada en el Monasterio. Durante este tiempo fue creciendo en la vida de piedad, socorriendo a los más pobres y necesitados, aumentando su deseo de una entrega total a Dios, aunque sin ver claro todavía el camino concreto que le pedía el Señor.

Desde el inicio de su vida religiosa tuvo claro que el camino emprendido era el de la configuración con Cristo, su Esposo, y hacia El dirigió todos sus anhelos, ya que deseaba con todas sus fuerzas la santidad. Siempre estuvo muy agradecida al Señor por la vocación recibida, manifestando con sus palabras y vida la felicidad de consagrarse al Señor. Pronto fue nombrada Vice-Maestra de las novicias, a las que fue trasmitiendo su amor por Cristo.

El 19 de Enero de 1887, junto con 5 hermanas más, parte para el Convento de Pedroche, en calidad de Abadesa. Dos años permanecería animando la vida espiritual de la Comunidad, dejando a su marcha un buen número de vocaciones. El 21 de junio de 1889 es elegida Abadesa en su Comunidad de Hinojosa, servicio que desempeñaría hasta casi al final de sus días.

“Señor, tu Voluntad es la mía en el tiempo y en la eternidad…”. Palabras como estas brotaban de su gran unión con Dios y con su Voluntad, fruto de su madurez en la fe. Veló continuamente por la santificación de sus hijas. Destacó esencialmente en la humildad y en la caridad. En su humildad, ella misma quiso profesar como lega, pero no se lo permitieron.

Fue la gran impulsora y promotora de la Causa de Canonización de Santa Beatriz de Silva, Fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción. Trabajó incansablemente en este sentido movilizando a toda la Orden, escribiendo a todos los Monasterios, haciendo crecer y dando a conocer la figura de Santa Beatriz de Silva.

Aquejada de una enfermedad del corazón, murió santamente cantando a María Inmaculada el 12 de Mayo de 1910. Su Proceso de Beatificación fue incoado poco después de su muerte. (Federación Concepcionistas - Azanzazu).